El perro de la esquina
Cada vez que Paul quería ablandar mi corazón, buscaba conmoverme alegando lo buena persona que él era, decía que le entristecía la pobreza en el mundo, los perros abandonados, y todas esas cosas, a él le daba “pena” y a mí, me daba por las pelotas su falta de compromiso con la gente, con los animales y hasta conmigo que suelo comportarme como una mezcla de ambos… hoy dejé mis miserias por un rato y me fui a ver al perro de la esquina, estaba como siempre, acuchado con el frío de la noche encima y con esa mirada de alguien que espera nada y que está triste, le lleve un hueso con carne que le cociné esta mañana temprano, todavía no se acerca, pero aceptó el hueso contento, agradecido, y el vínculo se creó entre nosotros, espero que algún día me acompañe y se quede en casa, y descubra como yo que una vida mejor es posible…..